La Voz de Ituzaingó aportó el tipiado y digitalización del libro, autoría de Rolando Goyaud con colaboración del profesor Ricardo Castillo.

1536-1810. LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS EN MORON Y MERLO

Una de las primeras preocupaciones de las autoridades fue garantizar la defensa de la ciudad. Por ello se la circundó militarmente aprovechando los relieves del terreno y utilizando las alturas de las lomadas para establecer guardias, que en simples fortificaciones con mangrullo, dieran la voz de alerta ante la presencia en las cercanías del poblado, de los temibles e indómitos aborígenes.
Fue entre 1600 y 1614 como demostró el historiador José Torre Revello que durante la gestión del gobernador Hernandarias, en la zona de Morón se levantó un destacamento militar. Instalado sobre una loma o “morón”, con el transcurso del tiempo perdió importancia ya que la línea de frontera se fue ampliando constantemente, dando paso poco después, a una posta que fue la primera a la salida de Buenos Aires y que funcionó junto al arroyo y fortín.
Pronto el fortín y posta como se conoció a Morón, se complementó con una ermita que consagrada a la Virgen Inmaculada del Buen Viaje, congregó a numerosos paisanos, viajeros y peregrinos. (8)
Hacia 1865 el capitán Diego Morón recibió una fracción de tierras próximas a la  Cañada de Juan Ruiz, y sus hijos alrededor de 1710 instalaron junto al arroyo un molino o atahona. Este alcanzó gran popularidad en la zona por lo cual algunos estudiosos, como el padre Juan Presas, llegaron a afirmar que el nombre del poblado de Morón tendría origen en esta familia.
En 1754 en La Matanza, se produjo el último malón que tuvo lugar en la zona. Don Cristóbal Cabral de Melo se enfrentó al cacique Yaite en una sangrienta batalla que terminó con la rendición de los querandíes y de lo que se da testimonio en el acta de fundación de la catedral Nuestra Señora del Buen Viaje de Morón.
También en ese mismo año por despacho del rey Fernando VI el gobernador de Buenos Aires, don José de Andonaegui entregó al capitán español don Diego Rodríguez Flores por servicios prestados a la corona, una “suerte” de tierra de aproximadamente 482 hectáreas ubicadas entre el Río de las Conchas y la Cañada de Juan Ruiz, en una extensión que por ubicación y superficie, luego correspondería al pueblo de Ituzaingó.
Años después, en 1805 el militar español vendió estas tierras en la suma de 22 reales a su sobrina doña Melchora Romero, la cual habiendo enviudado y no pudiendo afrontar el pago de las cuotas por la compra de los terrenos, transfiere hacia 1811 en la suma de 40 reales, la propiedad a su hijo mayor don Francisco Ponce de León.
los caminos reales en tiempos de la colonia.

En 1776 se edificó una capilla en el paraje de la Cañada de Morón por lo cual se trasladó la sede parroquial de Merlo. Era sin duda un lugar más transitado y mejor ubicado en la enorme extensión del por entonces curato del pago de La Matanza. El lugar elegido para levantar la parroquia fue una lomada donde existió un fortín y luego se ubicó la catedral de Morón. En los años subsiguientes funcionó junto a la capilla un cementerio, aunque del fortín y del oratorio próximo al arroyo, ya no quedaban rastros.
Se destaca que Juan Antonio de Merlo –hijo de Francisco Merlo y cura de la capilla creada por su padre- sucedió al doctor Francisco Javier Moraga, quien fuera el primer cura de la parroquia de Morón. Por ello al referirse a la iglesia de Morón es frecuente encontrar en documentos y referencias de la época que se lo llamase “Oratorio de Merlo”.
En tanto Francisco Merlo, oriundo de Sevilla, fue quien habiendo adquirido una estancia en los pagos de Las Conchas, levantó una capilla. Ello lo hacía en cumplimiento de  un acuerdo con un amigo muerto, don Francisco Sánchez Botija. Dice Merlo en su testamento con fecha 4 de mayo de 1756 que siendo albacea de su amigo fallecido en 1729, compró con los bienes por él administrados, una estancia en dicho lugar e hizo construir una iglesia a la Santísima Virgen del Camino y fundó un hospicio llamado San Ramón para habitación de ocho religiosos de la Merced, a cuyo cuidado quedaba la iglesia.
La capilla fue habilitada para los oficios religiosos en la Semana Santa de 1730 y procuró desde un primer momento, servir de posta para los viajeros que se dirigían al norte y a Chile.
Tal intención de Merlo se evidencia en el nombre escogido, Nuestra Señora de la Concepción del Camino, aunque también estuvo dedicado a San Antonio de Padua, patrono del fundador. Durante más de cuarenta años sirvió esta capilla como iglesia parroquial dela zona y fue la primera que interinamente funcionó en el curato del pago de La Matanza.
Hacia 1738 inició el tenaz Francisco de Merlo, las gestiones ante el Cabildo de Buenos Aires para fundar allí una villa que llevara su nombre. El malón que el 19 de noviembre de 1740 asoló la zona y su proximidad con la capilla reforzó dicha solicitud.
La cercanía del Camino Real y la existencia de un oratorio, favoreció su rápido poblamiento alrededor de una posta que permitió un descanso reparador a innumerables viajeros y el ruego a la Santidad Protectora del Camino.
La zona de Ituzaingó era la más adecuada para pasar la noche antes 
de iniciar el cruce del río. Michenzi 1996.

Sabemos que hacia 1742, por acta del escribano José Ezquibel, el vecindario estaba integrado por quince familias y que el 31 de agosto de 1754 se expidió una real cédula por la cual se autorizaba legalmente la fundación del pueblo. El 7 de agosto de 1755 el gobernador José de Andonaegui designaba al nuevo poblado con el nombre de Villa de San Antonio del Camino. Sin embargo la muerte de su fundador en 1758 demoró por algunos años el desarrollo de este pueblo. (Documento 4)

DOCUMENTO 4. “En esta Villa de San Antonio del Camino, siete leguas de Buenos Aires, a 28 de agosto de 1755, Yo, Francisco de Merlo, vecino de dicha Ciudad y dueño de esta Villa, digo que por cuanto Real Cédula de su Majestad (que Dios guarde), fecha a 31 de agosto del año pasado de 1754, expresa su Majestad la satisfacción con que queda del servicio de esta población, quedando muy inclinado y dispuesto para facilitar cuantos auxilios sean necesarios y conducentes a la perfección de esta obra tan de Real agrado, el cual dicho pueblo se ha de intitular la Villa de San Antonio de Camino; y siendo mi ánimo acabar la construcción de esta Villa por el presente hago saber a todas las personas que quieran poblar en ella hasta el número de cincuenta familias, con las que actualmente se hallan pobladas ocurran a mí y en mi ausencia, al doctor Juan Antonio de Merlo, mi hijo, cura y vicario de este Partido, en el término de un mes desde hoy para que se les señale el terreno de veinte varas de frente y setenta de fondo, para en ella hacerles a cada uno su casa… las dichas casas les daré títulos de propiedad de dichos terrenos; y les relevo por tres años de los derechos parroquiales, quedando yo a satisfacerlos; así mismo se nombrará Juez que los gobierne como también un Capitán a cuyas órdenes estén prontos para salir a cualquier acontecimiento de los infieles pampas que vengan a hostilizar estos parajes; y para que lo referido llegue a noticia de todos se publicará este auto en la plaza de esta Villa”.
Para aliviar el peso de las carretas, los troperos cargaban con mercaderías 
una vejiga de cuero inflada y con caballos la arrastraban
 flotando por el río. Michenzi 1996
(8) Respecto al nombre de la capilla y su relación con la existente en Merlo, el padre Juan Presas demostró en sus valiosos estudios que el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires al crear las parroquias en 1730, no definió sobre el patronazgo y titular de las mismas, dejando que cada lugar venerase al patrono de su devoción.
En la capilla de Merlo se honraba a la Concepción del Camino, quedando ella como titular al mudarse la sede de la iglesia parroquial y trasladarse a la Cañada de Morón, donde conservó el título de “Inmaculada Concepción”, pero modificó la segunda advocación por “Buen Viaje”, operándose este cambio a fines de 1776.